En los últimos años se ha puesto de moda el consumo de un tipo de sal denominada «Sal rosada del Himalaya» por su color rosa. Son muchos los comentarios que hay en internet , en foros de alimentación sobre ella.

 

Al buscar  sal rosa del Himalaya aparecen más de millón y medio de resultados. Muchos de ellos difunden los «increíbles beneficios» de este ingrediente. Aumento del nivel de energía, regulación del pH de la sangre, reducción de la retención de líquidos,  regulación de la presión arterial, mejorar la salud respiratoria y la cardiovascular son algunas de las bondades que se le atribuyen sin ningún tipo de aval científico.

 

No obstante, no se trata de propiedades muy diferentes a las que posee la sal común.  Se dice que al ser una fuente principal de electrolitos mejora el funcionamiento de los sistemas vitales del organismo, pero como te decimos estas afirmaciones no están basadas en ninguna evidencia científica. La realidad, en términos de composición es que la sal rosa no tiene más minerales que la sal común.

 

 

Lo que si queda claro es que, un kilo de esta sal beneficiosa cuesta más del doble que el de la común de mesa, que no suele llegar al euro por kilo. En lo que a consumo de sal se refiere, dice la Organización Mundial de la Salud (OMS) que lo mejor es no sobrepasar la barrera de los 5 gramos diarios. Por lo tanto, las recomendaciones de la OMS, son igual de aplicables a la sal rosa.

 

La diferencia está en que no está refinada y que contiene otros minerales, como el hierro, que le dan ese característico color rosa. Aunque, no hay evidencia científica de que existan diferencias significativas entre consumir sal normal y este otro tipo.

 

Si lo que queremos es darle un toque «chic» y un poco de color a tus platos, utiliza esta sal tan peculiar, no hay problema. Eso sí, quizás convenga saber que no solo no tiene las propiedades milagrosas que se le atribuyen, sino que tampoco se extrae exactamente del Himalaya: proviene de la mina de Khewra, situada en Pakistán.