¡Quietos todos, no empecéis aún a comer! Antes cuando se pronunciaba esta frase era porque faltaba alguien en la mesa y se consideraba que era de mala educación empezar a comer sin estar todos presentes. Pero hoy en día, para muchos la mayor preocupación es hacer una fotografía al plato para compartirla en las redes sociales, antes de que alguien le hinque el diente.

 

Los recursos digitales nos brindan la oportunidad de compartir nuestra experiencia y nos gustan tanto algunas experiencias que suponemos que muchos más las quieren conocer. Quizás hayas hecho alguna vez, cuando vas a un restaurante y te sirven un platillo tan antojable, que prefieres devorarlo con la cámara de tu celular antes que con la boca.

 

Para unos arte, para otros obsesión…

 

Existen opiniones encontradas al respecto, para algunos es arte, ganas de compartir con sus amigos lo que están viviendo. Y para otros es una mezcla de vanidad, de espíritu competitivo, de engreimiento, y que no les hace gracia tener que esperar varios minutos buscando el mejor ángulo antes de comer.

 

Es una oportunidad que nos ofrecen las redes y no es de sorprender que haya personas que la aprovechen o la tomen en cuenta. Se puede entender que no es algo que esté bien o mal, simplemente es una afición que algunos comparten y otros no. Que debemos manejar con tolerancia y equilibrio para no incomodar a otros.

 

 

Además, en momentos en los que tenemos que estar en casa la mayor parte del tiempo y el día se puede hacer eterno o pasar volando, puede ser una buena idea probar hacerle fotos a un plato para saber si es una práctica para ti o no.  Tomarle fotos de comida lo puedes hacer en casa para practicar, para divertirte y para realizar una tarea en familia, si se dan las circunstancias y te apetece; o para hacerla en soledad, con la máxima concentración.