Llego el calor veraniego, al principio lo recibimos con ilusión y anhelo pero poco a poco comenzamos a darnos cuenta de lo duras que se hacen las tareas del día a día cuando aprieta el calor sofocante.

Y especialmente la cocina, podía volverse casi una tortura, así que podemos inclinarnos a preparar recetas que sean rápidas y fáciles. Pero si lo que nos provoca es un pan casero, no os tenéis que esperar al invierno para hacerlo. Aquí os dejamos una idea de cómo prepararlo.

Esta receta es ideal para quienes prefieren los panes blanditos, con cortezas apenas perceptibles. Muy apropiado para rebanar y consumir tostado. Es muy cómodo de preparar y en menos tiempo porque nos ahorramos el segundo levado (que suelen llevar la mayoría de panes).

 

Ingredientes

  • Harina de trigo 450 g
  • Levadura seca de panadería 7 g
  • Sal 5 g
  • Azucar 10g
  • Agua caliente 315 g

 

En un recipiente amplio y hondo mezclamos la harina, la levadura de panadero y el azúcar. Añadimos el agua caliente, la sal, y removemos hasta incorporar y obtener una masa homogénea. Cubrimos el recipiente con y dejamos reposar en un lugar cálido,   hasta que haya doblado su volumen (dos o tres horas).

 

 

 

Boleamos la masa sobre una superficie de trabajo limpia (si resulta demasiado pegajosa podemos espolvorearla con harina) y la colocamos en el interior de la olla, sobre papel vegetal. Cubrimos con dos o tres capas de papel absorbente (para que recojan el agua de la condensación). Cerramos la olla y programamos alta, dos horas.

Transcurrido este tiempo el pan estará listo. Sacamos el pan, ya que conviene dejarlo enfriar fuera de la olla (cuidado con el vapor al abrirla, podríamos quemarnos). Lo retiramos tirando hacia arriba del papel vegetal y dejamos enfriar preferiblemente sobre una rejilla metálica.